Homero
(en griego antiguo Ὅμηρος Hómēros; c. siglo VIII a. C.) es el nombre dado al
aedo griego antiguo al que tradicionalmente se le atribuye la autoría de las
principales poesías épicas griegas — la Ilíada y la Odisea—. Desde el periodo
helenístico se ha cuestionado si el autor de ambas obras épicas fue la misma
persona; sin embargo, anteriormente no sólo no existían estas dudas sino que la
Ilíada y la Odisea eran considerados relatos históricos reales.
En la
figura de Homero confluyen realidad y leyenda. La tradición sostenía que Homero
era ciego y varios lugares reclamaban ser su lugar de nacimiento: Quíos,
Esmirna, Colofón, Atenas, Argos, Rodas, Salamina, Pilos, Cumas e Ítaca.
No cabe duda que es el pilar sobre el que se apoya la épica grecolatina y, por ende, la literatura occidental.
La
Ilíada y la
Odisea, las dos grandes epopeyas de la antigüedad en Grecia. Homero,
nada se
sabe de su persona, y de hecho algunos ponen en duda que estas dos epopeyas
sean obra del mismo autor. Sin embargo, los datos lingüísticos e históricos de
que disponemos permiten suponer que los poemas fueron escritos en los
asentamientos griegos de la costa oeste de Asia Menor, hacia el siglo IX a.C.
Las
dos epopeyas narran hechos legendarios que supuestamente ocurrieron muchos
siglos antes de la época en que fueron escritas.
La
Ilíada se
sitúa en el último año de la guerra de Troya, que constituye el telón de fondo
de su trama. Narra la historia de la cólera del héroe griego Aquiles. Insultado
por su comandante en jefe, Agamenón, el joven guerrero Aquiles se retira de la
batalla, abandonando a su suerte a sus compatriotas griegos, que sufren
terribles derrotas a manos de los troyanos. Aquiles rechaza todos los intentos
de reconciliación por parte de los griegos, aunque finalmente cede en cierto
modo al permitir a su compañero Patroclo ponerse a la cabeza de sus tropas.
Patroclo muere en el combate, y Aquiles, presa de furia y rencor, dirige su
odio hacia los troyanos, a cuyo líder, Héctor (hijo del rey Príamo), derrota en
combate singular. El poema concluye cuando Aquiles entrega el cadáver de Héctor
a Príamo, para que éste lo entierre, reconociendo así cierta afinidad con el
rey troyano, puesto que ambos deben enfrentarse a la tragedia de la muerte y el
luto.
La
Odisea narra el regreso del héroe griego Odiseo (Ulises en la tradición latina)
de la guerra de Troya. En las escenas iniciales se relata el desorden en que ha
quedado sumida la casa de Odiseo tras su larga ausencia. Un grupo de
pretendientes de su esposa Penélope está acabando con sus propiedades. A
continuación, la historia se centra en el propio héroe. El relato abarca sus
diez años de viajes, en el curso de los cuales se enfrenta a diversos peligros,
como el gigante devorador de hombres, Polifemo, y a amenazas tan sutiles como
la que representa la diosa Calipso, que le promete la inmortalidad si renuncia
a volver a casa. La segunda mitad del poema comienza con la llegada de Odiseo a
su isla natal, Ítaca. Aquí, haciendo gala de una sangre fría y una paciencia
infinitas, pone a prueba la lealtad de sus sirvientes, trama y lleva a efecto
una sangrienta venganza contra los pretendientes de Penélope, y se reúne de
nuevo con su hijo, su esposa y su anciano padre.
La Iliada
habla de las pasiones y plantea dilemas imposibles de resolver. No hay en ella
auténticos villanos; Aquiles, Agamenón, Príamo y los demás personajes son
víctimas de un universo trágico y cruel. En la Odisea, por el contrario, el mal
es derrotado, triunfa la justicia y la familia, tristemente separada, se reúne
de nuevo. El intelecto racional, particularmente el de Odiseo, actúa como
fuerza motriz a través de todo el relato. Junto
a la Iliada y la Odisea figuran los llamados himnos homéricos, una serie de
poemas relativamente breves, que celebran las hazañas de diversos dioses,
compuestos en un estilo épico similar, y también atribuidos a Homero.
Se
denomina cuestión homérica a una serie de incógnitas planteadas en torno a los
poemas homéricos. Entre los interrogantes más debatidos se encuentran quién o
quiénes fueron sus autores y de qué modo fueron elaborados.
Homero
concebía un mundo que estaba completamente rodeado por Océano, el cual era
considerado padre de todos los ríos, mares, fuentes y pozos.
El
estudio de las menciones geográficas en la Ilíada desvela que el autor conocía
detalles muy precisos de la actual costa turca y, en particular, Samotracia y
el río Caístro, cerca de Éfeso. En cambio las referencias a la península
griega, con excepción de la pormenorizada enumeración de lugares del «Catálogo
de naves», son escasas y ambiguas. Todo esto indicaría que, de haber sido
Homero una persona concreta, se trataría de un autor griego natural de la zona
occidental de Asia Menor o de alguna de las islas próximas a ella.
El
mencionado «Catálogo de naves», que es la enumeración de los ejércitos de la
coalición aquea, recoge un total de 178 nombres de lugar agrupados en 29
contingentes distintos. Se trata de un catálogo en el que muchos de los lugares
geográficos mencionados ya no podían ser reconocidos por los geógrafos griegos
posteriores a Homero, pero en el que no se ha podido demostrar ninguna
localización errónea.
En la
Odisea, Homero menciona una serie de lugares en la parte que trata de las
aventuras marinas de Odiseo de los que la mayoría de los historiadores sostiene
que se trata de lugares puramente fabulosos, a pesar de que la tradición
posterior trató de encontrar una localización precisa de ellos.
Homero
describe una sociedad basada en el caudillaje; se trata de una sociedad
guerrera en la que cada región tenía una autoridad suprema que habitualmente es
hereditaria. Cada caudillo tenía un séquito personal formado por personas que
guardaban un alto grado de lealtad. Disfrutaban de una serie de privilegios:
las mejores partes en la distribución de botines y la propiedad de un dominio.
Tenían una única esposa, pero podían tener numerosas concubinas, aunque hay un
caso en el que Homero menciona una situación de poligamia: la del rey troyano
Príamo. Las decisiones políticas eran discutidas en un consejo formado por el
caudillo y los jefes locales y luego eran explicadas en la asamblea del pueblo.
Los caudillos también tenían la función de presidir los sacrificios ofrecidos a
los dioses.
La
esclavitud también era práctica aceptada en la sociedad descrita por Homero.
Los esclavos solían tomarse entre prisioneros de guerra, o bien en expediciones
de pillaje. Se citan ejemplos de compraventa de esclavos y de personas que ya
habían nacido siendo esclavos. Los amos a veces recompensaban a sus esclavos
concediéndoles tierras o una casa. Se cita la posibilidad de que una esclava
pueda acabar convirtiéndose en la legítima esposa de su señor.
En
cuanto a los valores éticos descritos, se incluyen el honrar debidamente a los
dioses; respetar a mujeres, ancianos, mendigos y suplicantes extranjeros y no
deshonrar el cadáver de un enemigo muerto. La incineración es el uso funerario
que aparece en los poemas homéricos.
La
religión era politeísta. Los dioses tenían características antropomórficas y
decidían el destino de los mortales. Se realizaban numerosos ritos tales como
sacrificios y plegarias para tratar de conseguir su ayuda y protección.
Aunque
se conocía el hierro, la mayor parte de las armas eran de bronce. Homero
describe también el uso del carro de guerra como medio de transporte empleado
por los caudillos durante las batallas.
Se
llama lengua o dialecto homérico al tipo de lengua griega utilizada en la
Ilíada y la Odisea, adoptada en cierta medida en la tragedia y la lírica griega
posterior. Es un dialecto griego artificial porque fue sólo usado para componer
estas obras y no hay constancia de que hubiera sido realmente hablado.
Las razones de la utilización de esta
lengua obedece a motivos sociales, ya que estas serían obras dirigidas en
principio a un público aristocrático y culto, y a motivos de estilo, ya que el
verso hexámetro dactílico con que se componían los poemas épicos era muy rígido
y se necesitaban variantes de la misma palabra que cupieran en las diferentes
partes del verso.
De
hecho, el dialecto homérico fue una lengua heterogénea que no existió más que
para los poetas, que nunca fue realmente hablada, lo que acentúa la ruptura
creada por la epopeya con la realidad cotidiana. Más tarde, mucho después de
Homero, los autores griegos quisieron imitar los «homerismos» precisamente para
«hacer literatura».
La
épica homérica era tan apreciada entre los griegos que fue la herramienta de
enseñanza utilizada entre ellos. Además sus versos eran memorizados y repetidos
constantemente aunque la gente fuera iletrada, por ello fueron muy conocidos en
casi todas las etapas de la historia griega desde la composición de los poemas.
La influencia que tuvieron, por su importancia, en otros géneros literarios
contemporáneos o posteriores es fácilmente rastreable en la lírica y el teatro
griegos.
La
vinculación de la lírica a la épica es evidente en temas, influencia de
vocabulario “épico” (“homerismos”, arcaísmos conservados por Homero, palabras
muy técnicas sobre la guerra etc.), las fórmulas homéricas, los epítetos
tradicionales, muchas escenas épicas (aumentadas, cambiadas o satirizadas para
dar cuenta de la originalidad del poeta lírico).
Las
composiciones de ambos géneros se cantaban ante un público, aunque con
funciones diferentes: la épica narraba hechos heroicos del pasado al son de la
lira con una lengua elevada y culta; la lírica criticaba, celebraba, veneraba
etc. al son de la flauta o la lira.
En
sus orígenes los versos épicos eran compuestos y cantados por los mismos
autores. Con el tiempo se va separando el autor del ejecutante. En la épica
queda un corpus cerrado interpretado por un rapsoda que se limita a ponerlo en
ejecución. En la lírica también ocurre, aunque existen “poietés” líricos que
componen y que insertan su nombre en las obras conscientes de su autoría, para
que, sea quien sea quien interprete sus poemas, hable de él. El autor de épica
podía componer lírica, aunque es una circunstancia especial (en la épica hay
pasajes que bien podrían identificarse con monodias líricas mencionadas a la
manera de la épica).
Las
obras de ambos géneros se recitaron
en banquetes o fiestas. Se fijaron para ello los poemas por escrito. Sin
embargo el yambo es una parte de la lírica relativamente poco afectada por la
épica. Cierto es que se recitaba ante público, pero por lo demás podríamos
decir que el yambo es anti-épico. Los temas de la épica muchas veces aparecen
totalmente parodiados, su lenguaje no es en absoluto alto, sino completamente
contrario y el autor se manifiesta y da datos de sí mismo: el objetivo del
yambo es escarniar a otra persona y contar historias realistas de personajes
absolutamente antiheróicos.
Homero. Poeta griego, del siglo VIII a. C. que se le adjudica la autoría de las poesías épicas griegas más reconocidas "LA ILIADA Y LA ODISEA"
ResponderEliminarLas dos epopeyas narran hechos de leyenda que suscedieron mucho antes que los escribieran.
La Iliada relata la historia de un guerrero griego llamado Aquiles que se enfrenta en una guerra contra Troya y poco deapués se retira. cuando se entera que muere su compañero llamado Patroclo; regresa para combatir a Héctor (el líder de los troyanos) hasta un asesinarlo. Aquiles entrega el cuerpo ya fallecido de Héctor a su padre el rey Príamo.
La Odisea trata de otro guerrero llamado Odiseo ( o Ulises en la tradición latina). Narra sus diez años de viajes en los cuales se enfrenta con diversas situaciones arriesgadas, como luchar contra el gigante come hombres POLIFEMO y a las maldiciones de la diosa Calipso. Odiseo llega a su tierra natal, Ítaca una isla, vengandose de los pretendientes de su amada esposa Penélope, con ayuda de sus sirvientes. y vive feliz con su familia: hijo esposa y su padre.